lunes, 24 de septiembre de 2007

El blindaje del régimen


Aprovechando que aquí estábamos ya entre peñas y charangas, nos contaron Antonio Marco y Jesús Alique el cuento chino de que su graciosa majestad Barreda nos ha regalado a los guadalajareños un diputado para las próximas elecciones autonómicas. Para empezar, a esta provincia le corresponde ese escaño por derecho propio desde el pasado 1 de enero y la Administración regional desde mucho tiempo antes debería haber previsto que en Guadalajara con mayor población que en Cuenca se iba a elegir un parlamentario menos. Después, fue el propio Barreda quien amagó con acometer la reforma antes del 27-M y en el último momento se terminó echando atrás, con el compromiso de consensuar con el PP tras los comicios una distribución de diputados acorde con la nueva realidad demográfica. Y ahora, lo que el PSOE nos presenta es un remiendo consistente en aumentar un representante por cada una de las dos circunscripciones donde más ha aumentado el padrón, Guadalajara y Toledo, pasando las Cortes de 47 a 49 escaños. El PP ya ha anunciado su oposición frontal a dicha reforma.

¿Por qué los socialistas estarían tan contentos con esta nueva distribución y sin embargo los populares no quieren ni escuchar hablar de ella? Muy sencillo: porque teóricamente beneficia a los intereses electorales del PSOE y perjudica a los del PP. De prosperar la iniciativa socialista, el partido del puño y la rosa se aseguraría como mal menor un empate a diputados en las dos provincias donde tradicionalmente la formación de la gaviota ha obtenido mejores resultados. Si a esto añadimos que Cuenca y Albacete también eligen un número par de diputados, sería a partir de ahora Ciudad Real la única circunscripción con escaños impares. De tal manera que, ante la aún remota posibilidad de que algún día el PP tuviera la opción de disputarle cara a cara unas elecciones al PSOE, a Barreda le bastaría con no perder por mucho en Cuenca, Toledo, Guadalajara y Albacete. Simplemente, tendría que vencer en Ciudad Real -su provincia natal y un feudo inexpugnable donde los socialistas no han perdido ni en los peores tiempos de Filesa y los GAL- para seguir gobernando Castilla-La Mancha. La prueba de que esto puede ocurrir es que si trasladásemos a las autonómicas los resultados de las generales de 2004, el PSOE obtendría con la nueva distribución más diputados que el PP a pesar de haber contado con menos sufragios en esa votación.

Todas estas cuentas las han hecho a buen seguro el presidente regional y su séquito, quienes no contentos con controlar la radiotelevisión autonómica y la inmensa mayoría de los medios de comunicación y demás poderes fácticos, ahora también pretenden controlar la única herramienta que los puede desalojar a todos ellos por fin del poder: los votos de los ciudadanos. Y las prisas de los socialistas por acometer esta reforma que tanto les beneficia también tienen una justificación: si no lo hacen antes de que se apruebe el nuevo Estatuto de Autonomía, tendrán que consensuarla con el PP, pues ahora basta con la mayoría simple (jamás nadie sospechó que un partido sería capaz de hacer tal cosa unilateralmente) y en el futuro serán necesarios dos tercios.

A pesar de todas estas circunstancias ciertas, Marco y Alique se empeñan en intentarnos convencer de que Barreda regala a Guadalajara un diputado, cuando a quien realmente se lo regalan es a ellos mismos, que perdieron las elecciones por esta circunscripción el pasado 27 de mayo. Se empeñan también en intentarnos convencer de que Barreda propone aumentar sólo dos diputados y que no quiere que haya más “por motivos de austeridad”. Si de verdad lo que quiere el PSOE es más austeridad, existen fórmulas más equitativas que incluso permiten rebajar el número de parlamentarios y, por lo tanto, los sueldos a cargo del erario público. Por ejemplo, que Guadalajara tenga 7 diputados, Cuenca 7, Ciudad Real 9, Albacete 9 y Toledo 11. En total, 43 escaños, cuatro menos que el Parlamento actual. Antes de las elecciones no era posible rebajar la representación porque iba en contra del Estatuto vigente, pero ahora bastaría con reformar el texto cuando se tramite en el Congreso. Y si no se quiere recortar la “plantilla”, también es posible que Guadalajara pase a elegir 9 parlamentarios, Cuenca 9, Ciudad Real 11, Albacete 11 y Toledo 13. En total, 53 escaños, sólo cuatro más de los que propone el PSOE, lo cual no supone de ningún modo un derroche. En cualquiera de los casos, lo más equitativo y lo más justo sería que en todas las circunscripciones se eligiera un número impar de diputados, porque es la mejor manera de evitar que el partido que obtenga más votos no sea el mismo que termine gobernando la región.

Si realmente Barreda quisiera realizar una reforma sin intereses partidistas, se acogería a cualquiera de estas fórmulas o a otras parecidas. Pero con la que ha presentado el PSOE, se advierte una clara intención de blindar el régimen que lleva cuarto de siglo imperando en Castilla-La Mancha. Una cacicada de este calibre no se le hubiese ocurrido ni al Conde de Romanones.

Escrito por: Fernando Rojo - 19 Septiembre 2007

No hay comentarios: