martes, 26 de febrero de 2008

LA RABIA DEL PUEBLO

Una canción guapísima para descargar anedralina.

sábado, 23 de febrero de 2008

Absuelto por la historia


Fue el pasado 19 de febrero de 2008, cuando el mundo supo que Fidel Castro dejará de ser el presidente de Cuba. Repasemos fríamente cómo ha sucedido. Se celebraron en octubre elecciones donde votó el 96 de los cubanos, se eligieron los diputados que integrarán el Parlamento, y el 24 de febrero éstos decidirán quiénes integrarán el Consejo de Ministros y quién presidirá el Consejo de Estado (jefe de Estado). Y no será la misma persona que hasta ahora porque su estado de salud no se lo permite, y así lo hace saber.

Antes de llegar a esta situación, dijeron que comenzaba el final del socialismo cubano cuando vieron a Fidel Castro marearse en un mitin en el año 2001 en La Habana, lo repitieron después cuando tropezó en Santa Clara y se fracturó varios huesos en 2004. De nuevo lo anunciaron el momento que anunció su retirada temporal del poder por una grave intervención quirúrgica en 2006. Mientras tanto, durante toda su presidencia, se contabilizaron más de seiscientos intentos de asesinarlo.

Desde La Habana estoy comprobando la paradójica situación de que un país cambia de jefe de Estado, y es precisamente en el resto de las naciones donde se produce la polémica y la convulsión, mientras que aquí no pasa nada, el pueblo cubano lo afronta con toda naturalidad y tranquilidad. No es que el gobierno no haga declaraciones o reacciona oficialmente ante el acontecimiento, es que la vida sigue con normalidad absoluta al tiempo que se encaja la noticia de lo que era un secreto a voces entre los cubanos.

Odiado y amado como pocos líderes del mundo, Fidel Castro ha sido absuelto por la historia de su intento de derrocar al dictador cubano Fulgencio Batista. Quien nunca le absolvió ha sido el país que más golpes de Estado y crímenes ha cometido en el último siglo, ni los grandes emporios empresariales que no pudieron saquear Cuba. Y, observando los grandes medios de comunicación, parece que tampoco por quienes se han alineado con el dinero y el mercado en su objetivo de criminalizar a una revolución, un gobierno y un pueblo que sólo ha exigido y defendido su derecho a elegir su futuro y defender su soberanía. Si Fidel Castro hubiera regalados las riquezas de su país a las potencias extranjeras como hicieron tantos presidentes latinoamericanos, hubiera negado el derecho a la salud a los cubanos como hacen los gobernantes de la mayoría del planeta, no hubiera luchado contra el analfabetismo para lograr que Cuba fuese el primer país en que no existiese ningún ciudadano que no supiese leer y escribir, y no se dedicase a esa peculiar injerencia de enviar médicos y maestros a los lugares más recónditos y pobres del mundo, seguro que hoy líderes mundiales, grandes medios de comunicación e ilustres columnistas estarían difundiendo a coro sus loas y panegíricos al “líder cubano”. Pero como hizo todo esto, quien le aplaude, le saluda, le admira y le sigue considerando un referente ético y digno para los pueblos, son los millones de cubanos y no cubanos que aprendieron que se puede enfrentar al imperio más poderoso del mundo, que descubrieron que, hasta en los momentos más duros, otro mundo era posible, y que la solidaridad no podía ser derrocada por el dinero, el mercado y la mentira.

Pascual Serrano/Público

lunes, 4 de febrero de 2008

La guerra es el mejor afrodisíaco

Al hilo del comentario de más abajo, y que tanta indignación me causó, escribió Iñigo Sáenz de Ugarte para Público el otro día. Artículo muy interesante que nos permite tener una visión más amplia de lo que en las mentes sionistas se está cociendo.

El informe de la comisión Winegrad sobre la guerra del Líbano en el verano de 2006 ha sido “un terremoto” para la cúpula militar israelí. Eso dicen algunas fuentes militares citadas por el diario Haaretz. Habrá que creerles. El esperado informe sobre el fracaso del asalto contra Hizbolá es en realidad la confirmación de un principio sacrosanto de la política israelí: no hay ningún problema que no pueda solucionarse con el uso de la fuerza. Es el único lenguaje que entienden los árabes. Es el único lenguaje que somos capaces de articular.

Todo eso queda claro en el veredicto de la comisión de investigación, tanto por lo que dice como, sobre todo, por lo que no dice. La guerra fue “una oportunidad perdida”. La ofensiva con tropas del Ejército, desencadenada 60 horas antes del fin de las hostilidades –cuando en la ONU se avanzaba hacia la declaración de un alto el fuego–, era “esencial”. No fue un error estratégico, según el informe, porque concedió al Gobierno la “flexibilidad política necesaria” para continuar las negociaciones. Esa “flexibilidad” le costó a Israel una cuarta parte de sus bajas totales.

El país fue a la guerra sin haber discutido antes las alternativas y sin contar con planes definidos. La comisión, en definitiva, condena el desastre que hizo, utilizando sus propias palabras, que “una organización paramilitar pudiera hacer frente durante semanas al Ejército más poderoso de Oriente Medio”.

Lo que no hizo la comisión Winograd fue cuestionar la misma decisión de responder a la captura de dos soldados por Hizbolá con un asalto a gran escala sobre Líbano. No se atreve a decir que la invasión no estuviera justificada. Hasta valora con sumo cuidado el uso indiscriminado de bombas de racimo, por las que sigue muriendo gente en el sur de Líbano. Aunque admite que su uso no es conforme al derecho internacional, tan sólo recomienda que se reconsidere en el futuro si deben continuar utilizándose en una guerra.

La ausencia más flagrante es la falta de interés en valorar el daño causado a Líbano y a su población. La sistemática destrucción de su infraestructura civil, incluso en zonas sin presencia de Hizbolá, no parece haber alarmado a la comisión. Los 1.200 libaneses muertos, la mayoría de ellos civiles, quizá aparezcan en alguna anotación a pie de página, pero no muchos la han detectado. Por eso, el primer ministro libanés ha dicho que el informe “no menciona las matanzas de civiles (…) ni la inmensa destrucción de la infraestructura, la mayor parte de la cual eran hospitales, colegios, centros religiosos, puentes y viviendas”, ha dicho Fuad Siniora.

¿Por qué no se habla de esto? “No creemos apropiado tratar de asuntos que son parte de la guerra de propaganda contra el Estado”, reza el informe.

Hay algo intrínsecamente inmoral en enjuiciar una acción militar sin reparar en sus consecuencias sobre la población civil. Es lógico que los miembros de la comisión presten más atención a la suerte de los civiles israelíes que sufrían el ataque de los cohetes Katyusha que a los habitantes de un país extranjero. Pero negarse a cuestionar los efectos de una campaña indiscriminada de bombardeos aéreos revela que los distinguidos integrantes de la comisión presidida por Eliyahud Winograd, juez retirado del Tribunal Supremo, consideran que esas bajas civiles supusieron un coste asumible o inevitable, un punto de vista no muy diferente al de los dirigentes de Hizbolá que justifican sus ataques sobre las poblaciones del Norte de Israel.

¿Era imprescindible ir a la guerra? El Gobierno de Ehud Olmert engañó a los israelíes haciéndoles creer que utilizaría a decenas de miles de tropas para encontrar a dos soldados a los que no podía localizar. Su auténtico objetivo era acabar con Hizbolá como fuera. La misma razón que dieron Begin y Sharon en la invasión de Líbano de 1982. Entonces destruyeron medio país para expulsar a la OLP y eliminarla hasta el fin de los tiempos. También vendieron a su opinión pública que la victoria estaba garantizada y que Israel no albergaba deseos de ocupar territorio libanés. El último soldado israelí no abandonó Líbano hasta 18 años más tarde.

La triste realidad es que el problema no se reduce a la actitud de los gobernantes ni de su mando militar. La militarización de la política israelí cambia de protagonistas y de escenario, pero no desaparece. Como ha explicado el periodista israelí Amnon Levy, la guerra fue una “operación suicida colectiva”, dirigida por el Gobierno, apoyada por los medios de comunicación y alentada por la mayoría de la opinión pública: “Todo el país se vio arrastrado a una fantasía absurda y pidió sangre. Y cuando la gente quiere sangre, el Gobierno se la concede”.

El informe Winograd ha aceptado el discurso oficial beligerante. Sólo le ha molestado que esta vez no fuera efectivo. Por eso, es el primer disparo de la próxima guerra que inicie el Estado de Israel.

Y para dejar constancia de que no somos anti-semitas sino anti-sionistas - al igual que no somos anti-alemanes sino anti-nazis-, pondremos algo de su música (la Klezmer), interpretada por uno de los grupos que consigue ponerme la piel de gallina; Kroke, que significa Cracovia en yiddish.

Kroke, magia en estado puro, tres músicos que me brindaron uno de los mejores conciertos a los que yo he asistido en mi vida. Fue en el Pirineos Sur de hace un par de años, sobre el incomparable escenario del valle de Lanuza, una delicatesen que sigo saboreando a día de hoy, y que no me resisto a dejar de compartir con vosotros; que lo disfruteis!!!


KROKE - Ajdejano -

sábado, 2 de febrero de 2008

The Heroes...

Valientes hijos de puta!!!

La foto es de Evelyn Hockstein y habla por sí misma, 7 soldados israelíes (siete!!!!), se llevan a un niño palestino no se sabe muy bien a donde, ni para qué. La historia es que el niño sí que tiene una ligera intuición de lo que va a suceder a continuación, y por eso y de puro pánico, no puede contenerse y se lo hace encima...
La foto está tomada en 2001, y aunque parecer algo antigüa hay sitios donde el tiempo pasa en valde, donde nada mejora, y donde nada hace pronosticar que vaya a mejorar, uno de ellos es Palestina. Solo hay que ver el bloqueo atroz a Gaza de las últimas fechas -sin agua potable, sin combustible, sin electricidad ni tan siquiera en los hospitales, sin víveres... -, para darse cuenta de que esta gentuza no tiene límites en su represión indiscriminda.

Y mientras que hace la comunidad internacional?? Su cinismo es tal, que la vergüenza que genera es dificil de soportar. Mientras en Irak o en Afganistan se rebuscan, retuercen o
inventan argumentos para montar una guerra e invadir un país "en nombre de los derechos humanos". En Israel se rebuscan, retuercen o inventan argumentos para amparar sus atrocidades "en nombre del derecho de autodefensa", ya sabéis; piedras contra tanques!!!

Y yo me pregunto; donde están ahora Mr Pesc* y sus amigos de la OTAN?? eson que tan rápido sacaron los cazas en la ex-Yugoslavia, por ejemplo... Esos mismos, que no dudaron en destruir todas las infraestruras civiles de Serbia/** para evitar una catástrofe humanitaria. E
n este caso y ante una nueva catástrofe humanitaria a la vista, se han limitado simplemente a realizar una tíbia crítica superficial a la actuación del Estado de Israel, crítica que como os podéis imaginar Israel se ha pasado por el arco del triunfo.

Por lo visto o los palestinos no son humanos y por tanto no tienen derechos
, o éstos valen menos que los intereses estratégicos en juego por lo que no merece la pena defenderlos, ni mucho menos enfrentarse a quien los pisotea continuamente. Mi duda es; La de los derechos humanos ¿no era una declaración UNIVERSAL?? cuanto cinismo...

Para desahogar la rabia, todo un clásico sobre el tema.

SOZIEDAD ALKOHOLICA -Nos vimos en Berlín -





* Nuestro entrañable amigo y máximo representante internacional de la CE; Javier Solana, -sí, ese que se hace llamar socialista-.

** Que conste que no defiendo a Milosevic - personaje siniestro donde los haya -, defiendo a la población civil -a la que no se la ayudo en nada bombardeando depósitos de combustibles, escuelas, puentes e incluso hospitales- y denuncio el agravio comparativo con respecto a países como Israel. Yugoslavia era una potencia económica no alineada con los intereses occidentales, lo que suponía un enorme peligro para los intereses capitalistas de la zona, por su potencial económico, tecnológico y humano. De ahí que todos los esfuerzos desde la muerte de Tito y la caída del muro, se concentraron en dividir el país en pequeñas repúblicas -por medio de la siembra del nacionalismo más atroz, que desemboco en una guerra civil despiadada- y en destruir a Serbia para que así no compitiera por ejemplo.... con España.