Cuando todavía tenía tiempo para escribir, dediqué un artículo a esa gran película alemana (si no habeis visto "La vida de los otros", también alemana, estais tardando: pura poesía) titulada Los Edukadores, hace tiempo leí una en La Fiesta del Fauno, esta curioso, el artículo y el blog, darse un paseito que lo merece...
Imperdible película alemana del 2004. Un par de amigos, Jan (Daniel Brühl, recordado por su participación en Good Bye Lenin) y Peter, deciden armar una célula autodenominada “Los Edukadores” que intenta ir un poco más lejos que las marchas y movilizaciones a las cuales ellos asistían para tratar de llamar la atención sobre las condiciones de desigualdad en las que la sociedad alemana, de posguerra, se ha ido estableciendo. Los edukadores ingresan a las mansiones de los acaudalados por las noches cuando estos están de vacaciones y las trastornan por completo, en una especie de happening, dejando un mensaje: “Tus días de riqueza están contados”. Los planes de los dos amigos se complican cuando Jan se enamora de Jule, la novia de Peter, cuando éste sale de viaje. Así, Jule se entera de la existencia de los Edukadores e ingresa a la célula. Mientras Peter sigue de viaje, Jan y Jule deciden improvisar un poco e ingresan a la mansión de Hardenberg , un hombre de negocios con quien Jule tiene una fuerte deuda por haberle chocado su Mercedez. Al final, deben secuestrar a Hardenberg porque los ha descubierto y para esto, Peter ya ha sido enterado del ingreso de Jule a la cofradía. Lo que sigue es una estancia en las montañas donde los Edukadores, que ahora son tres, pueden conocer un poco más de la vida del tal Hardenberg, quien para su asombro había sido miembro de un grupo antisistema de los setenta, pero que decidió finalmente cerrar filas con la ideología triunfante. Los muchachos regresan a la ciudad y devuelven a Hardenberg a su mansión, prometiendo éste perdonar la deuda de Jule y asegurándoles que no va a informar a la policía de su secuestro. Para esto los Edukadores ya han resuelto la crisis de estar inmersos en un triángulo amoroso y deciden que esta situación no debe distraer el fin por el que están luchando. Handenberg, sin embargo, como un agente más del sistema, incumple su promesa y manda a las fuerzas del orden a la captura de los Edukadores, con un desenlace sorpresivo.
Imperdible película alemana del 2004. Un par de amigos, Jan (Daniel Brühl, recordado por su participación en Good Bye Lenin) y Peter, deciden armar una célula autodenominada “Los Edukadores” que intenta ir un poco más lejos que las marchas y movilizaciones a las cuales ellos asistían para tratar de llamar la atención sobre las condiciones de desigualdad en las que la sociedad alemana, de posguerra, se ha ido estableciendo. Los edukadores ingresan a las mansiones de los acaudalados por las noches cuando estos están de vacaciones y las trastornan por completo, en una especie de happening, dejando un mensaje: “Tus días de riqueza están contados”. Los planes de los dos amigos se complican cuando Jan se enamora de Jule, la novia de Peter, cuando éste sale de viaje. Así, Jule se entera de la existencia de los Edukadores e ingresa a la célula. Mientras Peter sigue de viaje, Jan y Jule deciden improvisar un poco e ingresan a la mansión de Hardenberg , un hombre de negocios con quien Jule tiene una fuerte deuda por haberle chocado su Mercedez. Al final, deben secuestrar a Hardenberg porque los ha descubierto y para esto, Peter ya ha sido enterado del ingreso de Jule a la cofradía. Lo que sigue es una estancia en las montañas donde los Edukadores, que ahora son tres, pueden conocer un poco más de la vida del tal Hardenberg, quien para su asombro había sido miembro de un grupo antisistema de los setenta, pero que decidió finalmente cerrar filas con la ideología triunfante. Los muchachos regresan a la ciudad y devuelven a Hardenberg a su mansión, prometiendo éste perdonar la deuda de Jule y asegurándoles que no va a informar a la policía de su secuestro. Para esto los Edukadores ya han resuelto la crisis de estar inmersos en un triángulo amoroso y deciden que esta situación no debe distraer el fin por el que están luchando. Handenberg, sin embargo, como un agente más del sistema, incumple su promesa y manda a las fuerzas del orden a la captura de los Edukadores, con un desenlace sorpresivo.
Ahora bien, ¿cómo pueden luchar los movimientos antiglobalización y antisistema contra el status quo mundial si muchos de sus miembros para sobrevivir deben trabajar para este mismo sistema que aborrecen? Por ejemplo, Jule trabaja en un restaurante lujoso, aunque luego renuncia a este empleo. Por otro lado, Chomsky gran crítico de las políticas de USA y reconocida figura antisistema, sin embargo sigue laborando en MIT, centro de educación superior impulsor del status quo oficial. De la misma manera, Hardenberg, el oscuro hombre de negocios y ex-revolucionario, nos recuerda a tantos otros que traicionaron sus ideales y que ahora mismo defienden los intereses económicos de este mundo corporativo y se exhiben como paladines del libre mercado y del liberalismo y que podemos encontrar en toda Latinoamérica y en los países industrializados. La misma película ha sido comprada y promocionada por la poderosa IFC norteamericana (Canal de Cine Independiente), con lo cual se nos está afirmando, aparentemente, que el contenido del film no debe ser tan peligroso para las políticas del sistema actual. Pero lo mismo podríamos afirmar de las películas revolucionarias de Godard que vistas a la luz de un espectador sin ideología, lo único que le permite es el comentario de la calidad estética del trabajo del maestro francés. Pasando al nivel de la crítica, hay que mencionar que Foucault y Derrida, a su vez, son leídos en las aulas de la escuela americana de una manera desideologizada olvidando el contenido revolucionario que sus reflexiones inspiran, y más bien recuperando sus conceptos, contrarios al status quo, como simples categorías novedosas y útiles para la interpretación de los textos. Esto es así porque el sistema capitalista siempre va a reordenar y absorber sus críticas para proyectarlas nuevamente a un mundo carente de un acercamiento dialéctico hacia las cosas, es decir, hacerlas acequibles al mercado. De allí que, por ejemplo, si encontramos a un muchacho (podría ser hasta un yuppie de Wall Street) caminando por las calles con un polo de las Black Panthers, el Che (cuya imagen casi fue utilizada para hacerle propaganda al vodka sueco Absolut) o de la Baader-Meinhoff no debemos pensar, ilusamente, que se trata de alguien que ha asumido un discurso critico, sino más bien que, en el mejor de los casos, se trata de un posero, al que le parece cool el culto por la imagen misma. Lo más importante aquí es no caer en la trampa, pues esta película The Edukators aunque haya sido adoptada por el sistema no deja de poseer cierto contenido revolucionario que llama indudablemente la atención sobre la sociedad egoísta y consumista en la que vivimos, de la misma manera como lo hacen Foucault, Derrida y las películas de Godard.
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